La historia de la medalla de San Benito
No cabe duda que la medalla de San Benito es una de las más apreciadas. A ella se le atribuyen poder y remedio, ya sea contra ciertas enfermedades de hombre y animales, como contra los males que pueden afectar al espíritu, las tentaciones del poder del mal, o para ayudarnos a vencer al temor. Es frecuente también colocarla en los cimientos de nuevos edificios como garantía de seguridad y bienestar de sus habitantes.
San Benito nació en Nursia, Italia en el año 480.
Tomó la decisión de aislarse completamente y vivir en una región deshabitada en la que solo se dedicaría a orar. Fue allí donde varios hombres que también huían de la pecaminosa vida de la ciudad, encontraron al santo y se hicieron fieles seguidores de sus enseñanzas.
En el Monte Casino y tras un ayuno de 40 días, decidió iniciar la construcción del monasterio, lugar en donde fundaría la Comunidad de Benedictinos en el año 530.
No fue hasta el año 1415 cuando fueron encontrados los manuscritos en donde se explicaba la simbología inscrita de esta medalla, pero fue solo hasta 1880 en la conmemoración del décimo cuarto centenario de su nacimiento, cuando el superior Abad del monasterio dio a conocer la medalla de san Benito, cuyo significado real había sido un misterio durante largos años.
La medalla tal como hoy la conocemos, se puede remontar al siglo XII o XIV o quizá a una época anterior y tiene su historia.
En el siglo XVII, en Nattenberg -Baviera-, en un proceso contra unas mujeres acusadas de brujería, ellas reconocieron que nunca habían podido influir malignamente contra el monasterio benedictino de Metten porque estaba protegido por una cruz. Cuando hicieron, con curiosidad, investigaciones sobre esa cruz, se encontró que en las tapias del monasterio se hallaban pintadas varias cruces con unas siglas misteriosas que no supieron descifrar. Continuando la investigación entre los códices de la antigua biblioteca del monasterio, se encontró la clave de las misteriosas siglas en un libro miniado del siglo XIV. En efecto, entre las figuras aparecía una de san Benito alzando en su mano derecha una cruz que contenía parte del texto que se encontraba sólo en sus letras iniciales en las astas cruzadas de las cruces pintadas en las tapias del monasterio de Metten, y en la izquierda portaba una banderola con la continuación del texto que completaba todas las siglas hasta aquel momento misteriosas.
Estos son los detalles que conocemos:
Explicación del anverso:
En las antiguas medallas aparece, rodeando la figura del santo, este texto latino en frase entera: Eius in óbitu nostro preséntia muniámur. «Que a la hora de nuestra muerte, nos proteja tu presencia». En las medallas actuales, frecuentemente desaparece la frase que es sustituida por esta: Crux Sancti Patris Benedicti, o todavía, más simplemente, por la inscripción: Sanctus Benedictus.
Explicación del reverso
- En cada uno de los cuatro lados de la cruz: C. S. P. B. Crux Sancti Patris Benedicti. Cruz del Santo Padre Benito
- En el palo vertical de la cruz: C. S. S. M. L. Crux Sácra Sit Mihi Lux. Que la Santa Cruz sea mi luz
- En el palo horizontal de la cruz: N. D. S. M. D. Non Dráco Sit Mihi Dux. Que el demonio no sea mi jefe
- Empezando por la parte superior, en el sentido del reloj: V. R. S. Vade Retro Satána. Aléjate Satanás – N. S. M. V. Non Suáde Mihi Vána. No me aconsejes cosas vanas – S. M. Q. L. Sunt Mála Quae Libas. Es malo lo que me ofreces – I. V. B. ípse Venéna Bíbas. Bebe tú mismo tu veneno
En la parte superior, encima de la cruz suele aparecer unas veces la palabra PAX y en las más antiguas IESUS